La
adolescencia es el periodo de transición de la infancia a la edad adulta. Durante esta etapa se producen profundos cambios y transformaciones que no sólo afectan a las características puramente físicas de la persona, sino también a sus aspectos intelectuales, emocionales y sociales, haciendo de esta etapa una de las más difíciles y turbulentas de la vida.
La rapidez e intensidad de estos cambios es dificil de asumir por muchos adolescentes. En ocasiones se sienten confusos y desorientados y surgen muchos problemas emocionales que necesitan ayuda profesional.
Durante esta etapa, la relación entre padres e hijos es compleja, y a menudo tan llena de contradicciones como el propio mundo del adolescente. Por un lado los adolescentes son cada vez más autónomos y reclaman más independencia en su vida personal y social. Al mismo tiempo, sin embargo, necesitan apoyo y afecto para poder enfrentarse a un mundo que todavía no entienden. Esta dualidad hace que muchos padres se sientan desorientados y acudan a nuestro centro en busca de consejo sobre cómo afrontar esta nueva situación.
Además de la relación padres-hijo/a adolescente, en nuestro centro también abordamos las relaciones sociales del joven con su entorno. Para el adolescente, el grupo de amigos es su referente social. Este le proporciona el apoyo necesario para enfrentarse al mundo, así como la posibilidad de compartir sus preocupaciones y problemas entre iguales. Las relaciones afectivas entre el adolescente y su grupo son claves para el desarrollo emocional de la persona pero, en ocasiones, el grupo ejerce tanta presión sobre el adolescente que puede llevarle a situaciones peligrosas para su integridad física o la de los demás (delitos, malas compañías, consumo de drogas, absentismo escolar). Por otro lado, también es frecuente que muchos jóvenes tengan dificultades para adaptarse al grupo, y se sientan excluidos por los demás, pudiendo la terapia facilitarle las habilidades necesarias para desarrollar unas relaciones de amistad saludables.